Ya sabemos que podemos enfocar y focalizar nuestra mente
para desconectar o descablear conexiones no deseadas en el cerebro; dejando con
ello de lado las experiencias pasadas que influyen en nuestra forma actual de
pensar, sentir y actuar. El cerebro recableado se disparará ya no de acuerdo
con el sistema de circuitos del pasado.
Una de las áreas más activas de la investigación actual es
la epigenética - el estudio de cómo el entorno controla la actividad del gen.
La epigenética se encuentra en completa oposición al modelo genético
convencional que afirma que el ADN controla toda la vida y que el gen se
expresa unicamente dentro de la célula.
Se pensaba que los genes eran responsables de la mayoría de las
enfermedades, pero ahora sabemos que el medio ambiente es el factor más causal
en la producción de la enfermedad -activando o desactivando genes particulares.
Las malas elecciones de estilo de vida, deficiencias nutricionales, estrés
crónico y las toxinas ambientales alteran la expresión genetica, alteran su
influencia y causan enfermedad. Esto ya lo sabemos. Es un hecho.
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BRUCE LIPTON
BRUCE LIPTON &
WAYNE DYER
La epigenética nos da la posibilidad de recuperar el control
de nuestro destino genético. Una simple prueba de ADN revelará el plan
específico de dieta, ejercicio y estilo de vida basado en nuestro muy propio perfil
genético que reducirá significativamente el riesgo de enfermedades y maximiza
nuestro bienestar.
Por otro lado, con sólo cambiar nuestros pensamientos,
sentimientos, reacciones y comportamientos emocionales, podemos enviarle a
nuestras células nuevas señales, y una vez que una célula se activa de una
manera nueva, la célula puede crear miles de variaciones de un mismo mapa
genético.
El cerebro y el cuerpo interactúan a través de señales
electroquímicas de gran alcance. Los neurotransmisores
son mensajeros químicos que envían señales principalmente entre las células
nerviosas, lo que permite al cerebro y al sistema nervioso comunicarse entre si
y con el cuerpo.
Los neuropéptidos
son productos químicos fabricados en el hipotálamo y que pasando a través de la
glándula pituitaria hacen su camino al torrente sanguíneo -el cual los traslada
a las diferentes glándulas del cuerpo para producir hormonas. Y ya sabemos que
los neuropéptidos y las hormonas son los productos químicos responsables de hacer que nuestros cuerpos registren nuestros sentimientos.
El entorno externo le envia señales quimicas a los genes a
través de las emociones de una experiencia. Si permanecemos en un estado tóxico
de ira, o en un estado melancolico de depresión, o en un estado ansioso de
vigilancia, estas señales químicas van a seguir empujando los mismos botones
genéticos que en última instancia causan la activación de ciertas enfermedades.
Las emociones estresantes que tengamos de hecho tienen el poder de apretar el
gatillo genético, disregulando las células y, eventualmente creando enfermedad
en el cuerpo.
Al pensar diferentes pensamientos, nuestros circuitos
cerebrales disparan impulsos en correspondientes secuencias y patrones. Una vez
que se activan estas redes neuronales, el cerebro produce sustancias químicas
específicas que son una coincidencia exacta con nuestros pensamientos -lo que
nos permite sentir del modo en que estabamos pensando.
El cerebro está en constante comunicación con el cuerpo, monitoreando
o haciendo un seguimiento de cómo el cuerpo se está sintiendo. Basándose en la
información química que recibe, el cerebro va a generar más sustancias químicas
que corresponden a la forma en que el cuerpo se siente, por lo que primero sentimos
la manera en que pensamos, para luego empezar a pensar en la forma en que
sentimos.
Este proceso de pensar y sentir crea un estado de SER - un estado mental-emocional con el
que estamos familiarizados y que se ha convertido en una parte integral de
nuestra identidad. El resultado de esta comunicación cíclica entre el cerebro y
el cuerpo es que nos quedamos con la tendencia a reaccionar de manera
predecible a nuestras experiencias e inconscientemente nos comportamos de forma
automática. Y al repetir los mismos pensamientos y sentimientos negativos estamos
condicionando al cuerpo a recordar la sensación de sufrimiento sin mayor
conciencia de ello, de modo que ahora parece natural y normal. Para cambiar
esta programación, y para llevar la mente a entrar en armonía con el cuerpo,
tenemos que trabajar con nuestra actividad inconsciente.
La meditación, el mindfulness, las modalidades terapéuticas
centradas en el cuerpo y el Neurofeedback nos ayudan a retomar el control sobre
los programas inconscientes que nos han estado controlando. Podemos descablear
y recablear las conexiones entre neuronas. También podemos podar el hardware
neurologico con el que se sostienen las rutinas inconcientes que mantienen al
cerebro y al cuerpo atrapados en el pasado. Y podemos también cambiar las
señales hacia nuestros genes como consecuencia de lo anterior.
Podemos recablear el cerebro con nuevos patrones de
pensamiento y sentimiento con acuerdo a lo que queremos SER y en lo que
queremos DEVENIR. Cuando el cuerpo y la mente comienzan a trabajar en armonía, aquí
es donde comienza el cambio real.
Si bien es cierto que no podemos controlar todas las
condiciones de nuestro entorno, ciertamente sí tenemos una opción en el control
de nuestro medio interno, y esto tendrá un impacto positivo en la expresión de nuestros
genes y sobre nuestra salud en general.
Buscanos para ayudarte, apoyarte y asistirte en tu travesía
de transformacion.
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